Centro de estudios peronista José Armando Gonzáles - Ateneo: Nelly A. Moscheni de Gonzáles. Fundado el 08-10-2011.
  1933 Pacto Roca-Runciman
 



PACTO  ROCA  -  RUNCIMAN

TEXTO y fotos extraído de sitios de INTERNET.

Se conoce como la Década Infame, en la Argentina, el período que comienza el 6 de septiembre de 1930 con el golpe de Estado cívico-militar que derrocó al Presidente Hipólito Yrigoyen y finaliza el 4 de junio de 1943 con el golpe de Estado militar que derrocó al presidente Ramón Castillo. El nombre le fue dado por el historiador José Luis Torres.[1]

Con el contexto mundial de la Gran Depresión, al comienzo, y luego la Guerra Civil Española (1936-1939) y la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), la etapa se caracterizó por el fraude electoral sistemático, la represión a los opositores, la proscripción de la Unión Cívica Radical y la corrupción generalizada.

En esta coyuntura, Argentina negoció el pacto Roca-Runciman con el Reino Unido, que garantizó las exportaciones de carne, a cambio de importantes concesiones económicas de parte de la Argentina, entre las que se destacó la concesión de todos los medios de transporte público de la ciudad de Buenos Aires a una empresa mixta denominada Corporación de Transportes de la Ciudad de Buenos Aires. Por otra parte, el aislacionismo comercial de las grandes potencias contribuyó finalmente a iniciar el desarrollo industrial vía la sustitución de importaciones. La política económica se volvió dirigista y se creó el Banco Central de la República Argentina, junto a gran cantidad de organismos estatales reguladores (Junta Nacional de Granos, Junta Nacional de Carnes, etc.) y empresas públicas (Fabricaciones Militares, Altos Hornos Zapla, etc.).

Durante este período también comenzó la migración masiva del campo a la ciudad y de las provincias del norte hacia Buenos Aires y el desarrollo del sector industrial que, en 1943, superaría al sector agropecuario por primera vez en la Historia Argentina.

Gobierno de Agustín Pedro Justo (1932-1938)

 

El gobierno del General Agustín P. Justo se caracterizó por el fraude electoral, la represión, y los escándalos por los actos de corrupción en favor de las empresas británicas.

Artículo principal: Agustín Pedro Justo#La presidencia

Agustín P. Justo asumió como Presidente el 20 de febrero de 1932. Debido a la proscripción del radicalismo y el uso abierto de la represión y el fraude electoral, su mandato es considerado ilegítimo por muchos investigadores y sectores.

Además de la convulsión política debida al golpe, debió hacer frente a los resultados de la Gran Depresión, que había acabado con el superávit comercial y el pleno empleo de los gobiernos de Yrigoyen y Alvear. La sustitución de Hueyo por el socialista independiente Federico Pinedo como Ministro de Hacienda, marcaría un cambio en la política del gobierno. La intervención gubernamental en la economía se hizo más marcada, creándose la Junta Nacional de Granos, la de Carnes, y poco tiempo más tarde, con el asesoramiento del economista inglés Otto Niemeyer, se crearía el Banco Central de la República Argentina.

 Relación con la UCR

Durante su mandato la oposición radical, que había declarado la abstención electoral ante la ilegitimidad del régimen, fue muy marcada. En 1933 se produjeron en Buenos Aires, Corrientes, Entre Ríos y Misiones alzamientos radicales, que se saldaron con más de mil detenidos. Yrigoyen, gravemente enfermo, fue devuelto a Buenos Aires y mantenido bajo arresto domiciliario; moriría el 3 de julio, y su entierro en el cementerio de la Recoleta sería ocasión de una manifestación multitudinaria. En diciembre, en ocasión de la reunión de la convención nacional de la UCR, un alzamiento conjunto de militares y políticos se desató en Santa Fe, Rosario y Paso de los Libres. José Benjamín Abalos, ex-ministro de Yrigoyen, y el coronel Roberto Bosch fueron detenidos por el alzamiento, y los convencionales y dirigentes del partido encarcelados en Martín García. Alvear, antiguo padrino de Justo, se exiliaría, mientras que otros serían retenidos en el penal de Ushuaia

 Pacto Roca-Runciman

Uno de los más controvertidos sucesos del mandato de Justo fue la firma del Pacto Roca-Runciman con Gran Bretaña en 1933. Los británicos habían adoptado, en la conferencia de Ottawa de 1932, medidas tendientes a favorecer la importación procedente de sus colonias y dominios, dañando seriamente a los hacendados argentinos.

El tratado suscitó escándalo, pues el Reino Unido aseguró a la Argentina sólo un cupo inferior al de sus dominios, de 390.000 toneladas anuales de carne, a cambio de cuantiosas concesiones para las empresas británicas. El 85% de la exportación debía realizarse a través de frigoríficos británicos, las tarifas de los ferrocarriles operados por el Reino Unido no se regularían, no se fijarían derechos aduaneros sobre el carbón, se daría tratamiento especial a las empresas británicas con inversiones en Argentina y se reducirían los precios de la exportación. No menos problemáticas resultaron las declaraciones del vicepresidente Roca,

La geografía política no siempre logra en nuestros tiempos imponer sus límites territoriales a la actividad de la economía de las naciones. Así ha podido decir un publicista de celosa personalidad que la Argentina, por su interdependencia recíproca es, desde el punto de vista económico, una parte integrante del Imperio Británico.[4]

 

Lisandro de la Torre fue llamado el Fiscal de la Patria por haber expuesto la corrupción y los negociados en beneficio de los intereses británico durante el «debate de las carnes».

El senador por Santa Fe Lisandro de la Torre del Partido Demócrata Progresista fue uno de los principales opositores al tratado y denunció los delitos que bajo su amparo estaban cometiendo las empresas frigoríficas inglesas y el gobierno, llevando a la apertura de una investigación por parte del Senado que le ganó el apodo de "Fiscal de la Patria". La investigación tendría un desenlace trágico el 23 de julio de 1935, cuando el senador demócrata-progresista Enzo Bordabehere, fue asesinado de tres balazos en pleno recinto del Senado por un matón relacionado con el oficialismo, en el intento de asesinar a de la Torre. El hecho ha sido tema de la película Asesinato en el Senado de la Nación'.

 

El pacto Roca-Runciman fue denunciado unilateralmente en 1936 por el Reino Unido; las tratativas para sostenerlo desembocaron en la firma de otro tratado, el Malbrán-Eden, que fijó fuertes aranceles a la importación de carnes argentinas en Gran Bretaña.

 

El tratado o pacto Roca-Runciman fue un convenio firmado por el vicepresidente argentino Julio Argentino Roca (hijo); y el presidente del British Board of Trade, Sir Walter Runciman, encargado de negocios británico.
Como producto de la crisis financiera de 1930 Gran Bretaña -principal socio económico de Argentina durante la década del treinta- tomó medidas tendientes a proteger el mercado de carnes incipiente en la Commonwealth, es decir, sólo compraría carnes a sus ex colonias: Canadá, Australia y Sudáfrica, entre otras. Para evitar que la política comercial inglesa afectara la balanza comercial argentina, el gobierno del presidente Agustín Pedro Justo suscribió este pacto, que el Senado luego ratificó mediante le Ley 11.693.
El 7 de febrero de 1933 la misión encabezada por el presidente de la Republica Argentina, Agustín P. Justo, llegó a Londres, siendo recibida por Eduardo de Windsor, príncipe de Gales y futuro rey. El 1 de mayo de 1933, Julio A. Roca y Sir Walter Runciman, por la parte inglesa, firmaron el pacto.

 

Había una vez una oligarquía

Por Pedro Pesatti*

¿La oligarquía todavía existe? Es una palabra de viejas resonancias pero las palabras se actualizan. El tratado de las carnes Roca-Runcinman nos devuelve la lógica de las clases mas favorecidas de la Argentina.

"Argentina aceptó la liberación de impuestos para productos ingleses al mismo tiempo que tomó el compromiso de no habilitar frigoríficos de capitales nacionales. Paralelamente se creó el Banco Central de la República Argentina bajo la conducción de un directorio con fuerte composición de funcionarios del Imperio Británico"

"La lógica de la misión estaba marcada por los intereses de los grandes ganaderos –en particular de los invernadores que se dedicaban al comercio de carne enfriada- que a costa del desangramiento de la economía argentina pretendían mantener la misma rentabilidad previa a la crisis del treinta"


Don Hipólito Yrigoyen fue abucheado e insultado en la Sociedad Rural Argentina seis días antes del golpe de Estado que terminó con su gobierno. Se le criticaba su búsqueda de industrializar al país.

A raíz de la fuerte depresión que experimentó la economía mundial al comenzar los años ´30, Inglaterra –tal vez aprovechando estas circunstancia para obtener mayores ventajas de los negocios que hacía en la Argentina- anunció, luego de una cumbre realizada en Ottawa (Canadá) con los países miembros del Commonwealth, que sólo compraría carnes a los países que lo integraban, en particular, Australia y Canadá. La noticia en Buenos Aires causó alarma y dividió las opiniones del gobierno del presidente Justo. Su Ministro de Agricultura, Antonio de Tomaso, que se adjudicaba lógicamente las competencias para llevar adelante las negociaciones con Inglaterra, pensaba que dado el volumen de inversiones británicas en la Argentina y la calidad de nuestras carnes, había motivos más que suficientes para no temer a la determinación de Ottawa. Tomaso, que provenía del socialismo independiente, no tuvo el respaldo del gobierno y fue desplazado en las primeras negociaciones por Malbrán, el embajador de Argentina en Londres, que contaba con el abierto apoyo de los sectores oligárquicos, dueños de las mejores tierras del país. Este sector, nucleado en la emblemática Sociedad Rural Argentina y el Jockey Club, le hizo conocer al presidente Justo, en octubre de 1932, una propuesta que marcaría el antecedente del pacto firmado posteriormente entre nuestro país y el Reino Unido. Los grandes productores de carnes le solicitaban al gobierno que tratara con la máxima preferencia las importaciones británicas como único medio para garantizarse las enormes rentabilidades que habían conocido por décadas hasta la llegada de la crisis del ´30 y que deparó, en el terreno político, la caída de Yrigoyen, el primer paso para avanzar hacia un esquema de ruinosa dependencia para Argentina.

En enero de 1933 el gobierno envió a Inglaterra una misión para negociar nuevos términos de intercambio comercial. La delegación estaba encabezada por el vicepresidente de la Nación. Julio A. Roca (hijo), más conocido como "Julito", el propio Malbrán, Guillermo Leguizamón, Raúl Prebisch, Miguel A. Cárcano, Aníbal Fernández Beyró y Carlos Brebbia. Inglaterra, para tal efecto, designó un comité encabezado por Walter Runciman, Leslie Burgin, Frederick Leith Ross, Henry Fountain, H.F. Carlill, A.F. Overton, R. Fraser, R. Keith Jopson, J.R.C. Helmore, R. M. Nowell, R.L. Craigie, F.T.A. Ashton-Gwatkin, D.V. Kelly, H.L. Frechn y H. Brittain.


El senador Lisandro de la Torre denunció el tratado Roca-Runciman. Fue mandado a asesinar en el propio recinto de la cámara alta.

La prensa argentina anunció el viaje de la delegación argentina como una mera devolución de atenciones por la visita del príncipe de Gales a Buenos Aires, en marzo de 1931. Las razones, desde luego, eran otras.

La Cancillería argentina buscaba un acuerdo que mantuviera el statu quo de la carne enfriada que se le vendía a Inglaterra relegando a planos menores otros rubros de bienes exportables que conformaban el mercado de intercambio entre nuestro país y el Imperio Británico. La lógica de la misión estaba marcada por los intereses de los grandes ganaderos –en particular de los invernadores que se dedicaban al comercio de carne enfriada- que a costa del desangramiento de la economía argentina pretendían mantener la misma rentabilidad previa a la crisis del treinta.

Uno de los miembros de la delegación argentina, que luego del derrocamiento de Perón tomaría las riendas del ministerio de economía, Raíl Prebisch, y vincularía a nuestro país al Fondo Monetar

 
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