Centro de estudios peronista José Armando Gonzáles - Ateneo: Nelly A. Moscheni de Gonzáles. Fundado el 08-10-2011.
  Roberto Baschetti
 

 

Centro  de  Estudios  Peronista:  José  Armando  Gonzáles

Ateneo:  Nelly  A.  Moscheni  de  Gonzáles

Fundado el 08 – 10 – 2.011

 

 

ROBERTO  BASCHETTI

 

 

 

FUENTE:  www.robertobaschetti.com

OBRAS:

-Los Años del Peronismo.  Ed.: Marea Editorial – 2008.

Editorial Prometeo:

-Campana de Palo.

-Clase obrera peronista. Vol. I y II.

-Documentos de la Resistencia Peronista 1955-1970.

-Documentos 1970 – 73. Vol. I  guerrilla peronista.

-Documentos 1973 – 76. Vol. II

-Documentos 1973 – 77. Vol. I.

-Documentos 1976 – 77. Vol. I y II.

-La memoria de los de abajo. Vol. 1 y 2.

-La memoria de los de abajo. 1945 -2007. Vol 1 y 2.

-Por el camino de la filosofía.

 

FUENTE:  www.hamartia.com.ar

Entrevista a Roberto Baschetti. 04-10-2012.

“La CGT es una moneda en el aire”

baschetti

Entrevistar a Roberto Baschetti, a principios de abril, no fue sólo la posibilidad de conversar con quien permitió masivamente acceder a documentos fundamentales de la historia argentina con la publicación de sus libros con documentos, sino que gracias al espacio que en su página web, le da a los compañeros detenidos y desaparecidos, pude acercarle a un amigo información sobre los últimos días de su padre en el Vesubio. Gracias compañero.

Su pasión por coleccionar material gráfico, comenzando de niños con figuritas, continuó con revistas políticas y documentos, cuando inició su militancia en el peronismo. Su educación en un colegio alemán lo acercó a la disciplina necesaria para ordenar el material. La solidaridad de una amiga le permitió conservar los documentos cuando se inició la dictadura. El compromiso y la militancia en su trabajo, lo honró con la donación de muchos compañeros que le brindaron sus archivos personales.

Baschetti está a cargo del Departamento de Adquisiciones e Intercambio Bibliotecario de la Biblioteca Nacional. Autor de los distintos tomos de “Documentos de la resistencia peronista”, que van del 55 al 77, de “Rodolofo Walsh, vivo”, “Campana de palo. Antología de poemas, relatos y canciones de 35 años de lucha 1955-1990”, entre otros, citas obligatorias en la mayoría de los libros que revisan los momentos más importante en los últimos sesenta años de la historia argentina.

El compañero nos recibió a principios de mayo en su oficina en el sótano de la Biblioteca, donde continuó con su generosidad y donde realizó afirmaciones que se anticiparon a lo que estaba por venir y permiten pensar la construcción del kirchnerismo.

¿Cómo es la relación tuya con los documentos?  ¿Cómo llegaste a ellos?

Hay que remontarse a los genes o cosas que parecen difíciles de explicar pero que después no lo son. Tuve una educación muy disciplinada, mi padre era suizo alemán, de las familias pobres italianas que iban a Suiza a hacerse la Europa. Se crió con ese ser riguroso y me lo transmitió. Esa educación que putee a cuatro voces, me sirvió para mi trabajo. La otra cuestión que tenía importante era que no solo guardaba, sino que clasificaba, entonces, por períodos de tiempo, eso estaba totalmente organizado.

Empecé cuando tenía quince años, 1965, y siguió así hasta el golpe, y ahí llegó la prueba de fuego porque yo militaba.  En mi casa no los podía guardar y a la gente que le podía pedir que me lo guardara, estaba en la misma. Así que tuve que buscar una alternativa: una amiga que su padre era gerente general de una multinacional y le dije “se viene el golpe –estamos hablando de mediados del 75- ya hay caídas, estaba la triple A, yo esto no lo puedo tener en casa, lo que te garantizo es que no son explosivo, ni balas, son papeles, de los que no me quiero desprender, si lo podés guardar en algún lado, me harías un gran favor, si no me lo podés guardar… está bien.” Estamos hablando de una situación límite. Organizamos y en un fin de semana armamos toda la mudanza , lo metió en la baulera de su casa, vivía con los padres en un departamento en Callao y Quintana, un lugar imposible en el que hicieran un rastrillaje, salvo que fueran puntualmente a buscar algo o a alguien.

Durante la dictadura militar todos los diarios y las radios transmitían en cadena contra la subversión apátrida y acá viene la historia, dije: quizá con todo lo que guardé el día de mañana se pueda hacer algo. Fue una pregunta y una gran voluntad. En el ´88 publican mi primera versión de los “Documentos de la resistencia peronistas 1955-1970”, acotado, 60 documentos, pero que realmente eran fundacionales. Cada uno era un período o una acción muy importante, a punto tal que cuando lo saqué nadie pensaba la edad que tenía, treinta y pico de años, pensaban que era un tipo de sesenta que los guardó, por lo que la primera sorpresa fue la juventud del tipo que estaba juntando. A partir de ahí fue una catarata, mucha gente que tenía cosas o me las dio o me dijo dónde podía conseguir más y gente que volvió del exilio, como Ernesto Jaureche que estuvo en JP y Montoneros  y tenía un archivo muy importante. Así se fue acrecentando y cuando reedito Documentos de la resistencia peronista ya no tiene 60 documentos, sino 118.

Ahí fue un alud, a medida que pasó el tiempo hubo diferentes interesados en la lectura, por un lado los que habían militado, entre el los 50´s y 70´s, que querían encontrar esos documentos que de alguna manera los tenía como participes de la historia, por otro lado, a medida que la democracia se fue ampliando, la nueva gente que militaba buscaba referencias en los documentos. A medida que se democratizó la cultura y la educación, en algunas facultades empezaban a pedir los libros como lectura y apoyo. Se armó una buena cantidad de lectores. Empezamos con 1955-1970, después 1970-1973, 73-76 dos volúmenes, y 1977 el año pasado. Estoy armando el del 78, que postergó la editorial la publicación para el año próximo, porque van a reeditar los libros que están agotados. La idea es llegar hasta el 83 y tratar de mostrar la historia de una manera diferente que la académica, que es válida y muy interesante, pero es muy acotada la gente a la que llega. Nosotros así, con este tipo de libros, llegamos a un público mucho más masivo.

¿Y las revistas?

Muchas revistas eran clandestinas, estamos hablando de las primeras proscripciones del peronismo y me llegaban porque militaba, nos las pasábamos. Después cuando no hubo proscripción las comprábamos en los kioscos, pero cuando volvió la mala había que guardar las que compramos en los kioscos. Estábamos con el mismo problema corregido y aumentado. Siempre junté, me llamaba la atención las notas históricas que traían las revistas, entonces las guardé, con la importancia del orden para evitar que se me perdieran. Al empezar sociología, con otras armas o bagaje intelectual o técnica, que tienen mucho que ver con periodismo, no necesariamente con las ciencias sociales, empecé a armar dossier, carpetas, cajas especializadas. Hasta el día de hoy me lleva una o dos horas por día armar ese laburo, pero lo hago con placer.

¿Cómo entraste al peronismo?

Leyendo Operación masacre. Muchos entramos a militar por ese libro,  era un hecho histórico de la resistencia peronista ahogado en sangre, donde veías toda la prepotencia del Estado, de los gorilas, de los oligarcas. Después de leer ese libro no podías estar neutro o imparcial había que tomar partido con “los condenados de la tierra”, como diría Fanon (Franz Fanon, autor del libro de lectura obligatoria entre los militantes en los sesenta y setenta “Los condenados de la tierra” y militante por la liberación de Argelia). Después hubo una segunda tanda de pibes que les pasó algo parecido, comenzaron a militar con la masacre de Trelew. Muchos dijeron “acá hay que cambiar las cosas porque estos milicos vienen a matar y asesinar.” Otra cosa que quizá también me volcó a la militancia es que venía de un colegio católico, donde estaban muy claros los preceptos cristianos: solidaridad con el prójimo, con el que menos posibilidades tenía de vivir bien, por decirlo de alguna manera, y yo iba a estudiar derecho. Conseguí un trabajo de meritorio en un juzgado laboral y estaba en la cocina del juzgado, donde había audiencias de conciliación antes del juicio, y donde siempre veías a un pobre hombre, que lo habían esquilmado, y que encima si te descuidás tenía que pagar él y no el tipo que lo había echado, el patrón. Ver tantas injusticias juntas, me llevó a darme cuenta que eso tenía que cambiar y que no me podía quedar nada más en lo religioso, sino que tenía que asumir un compromiso político, y obviamente en la Argentina eso pasaba, desde mi entender, por el peronismo.

Tuviste la posibilidad de releer los documentos que te llegaron como militante. Imagino que hubo muchos Baschetti lector. ¿Cómo fue esa relectura? ¿Dijiste en algún momento esto no lo leí bien?

Tengo una gran ventaja, como muchos, que es ordenar material para después publicar, por lo que después de un período de tiempo, con el diario del lunes podés acertar los partidos del domingo, esto es parecido. Por ahí decís “hay cosas que no le di la importancia que tenían” y realmente la tienen en función de lo que sucedió después. Me pasó más de una vez. Un caso concreto: los congresos obreros de La Falda (1957) y Huerta Grande (1962), época de Frondizi en adelante. Yo en ese momento, cuando los leí, no les di la importancia que realmente tenían, pero cuando empezás a releer y ves que es un poco donde el peronismo rompe el cascarón y no solo se preocupa por la realidad interna del país, sino que empieza a hablar de hermanos latinoamericanos, las guerras de liberación, etc., y te das cuenta que hay un salto cualitativo, que es muy importante el triunfo de la revolución cubana en 1959. Ese fue un caso de un documento interesante, porque fue hecho después de la revolución fusiladora, que cuando lo lees en detalle te permite entender lo que luego va a suceder con la tendencia revolucionaria del peronismo. Otro caso: la polémica famosa: Olmedo, FAR con el PRT-ERP que salió en “Cristianismo y Revolución”, una secuencia de dos o tres que hablan, contestan, apasionante. Empezás a leer y decís Olmedo tiene razón, después nos enteramos que era Olmedo, las FAR tienen razón. Lees la contestación del PRT y decís “no, che, estos tipos…”

¿Cómo era estar en el peronismo y leer al PRT que nos decía Bonapartismo?

Por ahí pecaba de voluntarismo, en grado extremo, pero estaba seguro que la revolución pasaba por el peronismo, porque era el sujeto de la revolución, la clase trabajadora. Uno podía aplicar categorías marxistas, materialismo histórico, materialismo dialéctico y siempre terminábamos en lo mismo que es: que el sujeto histórico es la clase trabajadora y la clase trabajadora era peronista. No sólo lo pensaba yo, muchos sectores de izquierda intentaron hacer lo que se llamó “entrismo” dentro del peronismo y no sólo no entraron, sino que se convencieron de que pasaba en el peronismo la cosa. Sigo pensando que pasa por ahí. ¡Ojo! El peronismo cambió, hay otra realidad, me parece excelente lo que está haciendo el gobierno  de apostar a los movimientos sociales y no respaldarse en el viejo pejotismo o en las estructuras sindicales que sabemos muchas veces en qué terminan. Es una apuesta muy fuerte, que hasta ahora está dando resultados y que había que hacerlo.

¿Crees que podría haber un peronismo en el que la columna vertebral no sea la CGT?

Los trabajadores siguen siendo importantes, pero lo que es la categoría trabajo, la categoría sindicato, cambió totalmente en los últimos treinta años. Es mucho más importante en este momento el trabajo barrial, territorial, que el sindical, y eso hace treinta o cuarenta años era totalmente diferente. A partir de que se redujo la capacidad de trabajo, las acciones de fuerza se dieron mucho más en el territorio. No hay que descuidar lo otro, pero ya no es preeminente y exclusivo, ahora es compartido, como nichos, donde se puede desarrollar poder popular.

Después de haber leído el diario del lunes. ¿Cómo lees ahora?

Obviamente asimilar conocimiento enriquece, pero lo fundamental es si uno tiene algunas categorías claras, de por dónde pasa, qué quiere mostrar o a dónde quiere ir… Por ejemplo, con el Instituto Perón vamos a hacer un libro, esencialmente gráfico, la historia del panfleto y el volante peronista, del 43 al 83… Es otra manera de mostrar la historia, para los que quieren hacer un estudio de investigación, pocos saben lo que costaba escribir un documento, porque era una discusión entre militantes, dónde ponemos el punto, la coma, si ponemos una cosa o la otra, y todo el trabajo intelectual para hacerlo. Imaginate un volante, que parece una categoría menor, en la que en 10 cm tenés que poner la palabra exacta, la frase exacta, que llame a movilizar, porque generalmente estábamos en la oposición o proscriptos, que llame a actuar, a pelear contra la dictadura de turno. Todo eso era muy importante y nadie le dio pelota, lo consideran algunos un género menor. Es la historia de nuestro pueblo, porque hasta tienen los errores de ortografía, te das cuenta que es un tipo que por ahí no terminó el secundario pero que tenía claro lo que era la liberación nacional.

¿Consideras que hay algo de anticipatorio en los documentos? ¿Qué decirle a un pibe que empieza a  militar y que hoy lee documentos?

Eso es tan subjetivo como personas existan, nadie lee igual un mismo documento. Cuando doy una charla y va gente joven les digo: aprovechen este momento sublime donde hay una continuidad democrática que les permite juntarse, discutir y hacer. Nosotros de esos no tuvimos absolutamente nada, todo se tuvo que hacer a pulmón, entre gallos y medianoches, con condiciones típicas que se saben. Se habla de los errores de la conducción de Montoneros, pero yo quisiera saber cuántos tipos de veinticinco años, promedio, puede dirigir una organización político militar, más importante de América Latina, sin hacer cagadas, y más en un momento donde todos los días pasaba algo nuevo. Era una cosa impresionante. Yo era un convencido de que era lógico y estaba bien pasar a la clandestinidad. Después de tanto tiempo uno se da cuenta de que no. ¿Qué era lo que había que hacer? Uno era el patito de la feria que te tiraban hasta que te embocaban, tampoco había una solución ahí a la vista…

¿Qué crees que fue lo que pasó que en los 70 un tipo de 22 era un hombre y hoy la juventud llega hasta los 40?

En ese momento se vivía intensamente, de otra manera, vos agarrás a todos los militantes que tenían entre 18 y 20, militaban y se jugaban la vida, y pese a eso decían tenemos que tener hijos. Si lo llegás a pensar ni sabías si a esos chicos los ibas a ver crecer, como pasó, y sin embargo había una necesidad de comprometerse, pelear, luchar y de ser hombre, persona, para también incluir a las mujeres, rápidamente. El famoso hombre nuevo, la ética, lo que había detrás de la revolución. Se vivía rápido, pero también se moría rápido.  Pensemos en la pastilla de cianuro, que está en mi último “Documentos”, lees eso hoy y decís cómo se puede hablar de la muerte con esa frialdad, con esa precisión de cuándo hay que tomar algo para quitarse la vida,  qué importante, según el documento, administrar esa pastilla y no tomarla al boleo. Creo que está directamente relacionado con cómo se vivía y cómo se moría y ahora por suerte las cosas son diferentes. Es otro modo de encarar la vida, el mundo, las relaciones, las prioridades, el mundo cambió.

¿Cómo es vivir sin poder desplegar tu identidad política?

No es fácil, es complicado, pero nos ayudaba que teníamos una gimnasia. Calculá que cuando cae Perón tenía cinco años,

Fuiste la juventud que lo trajo, los niños…

“Vamos a ganar la elección con los niños…” (Se ríe) Cumplo años el 16 de junio. Mi papá me contaba que cuando compró la torta, que la fue a comprar al centro porque laburaba en Harrods, y en el medio de los bombardeos gambeteaba con la torta. A partir de ahí, siempre proscripción, voté recién con 23 años. Si bien yo cuando era chico no estaba proscripto, de alguna manera me sentía proscripto porque tenía una hermosa materia que se llamaba Educación Democrática, donde te explicaban lo que era el voto, el poder legislativo, el ejecutivo, pero la realidad nada que ver. Me crié en la proscripción y te das cuenta que te entran las generales de la ley: te pueden perseguir, te pueden cagar a patadas,   te pueden apalear, meter en cana, y uno va buscando la gimnasia para que ese tipo de cosas no te ocurran.

En un momento pasó que dentro del movimiento estaba el enemigo

Lógico, pero eso siempre estuvo latente, si lo ves en mis documentos no hay que irse muy lejos. Ves que siempre hubo una gran resistencia peronista a nivel gremial, que era por donde pasaba el sujeto histórico, y a partir de que se recuperan los sindicatos con las 62 Organizaciones hay como un quiebre y por un lado están los que siguen peleando por la vuelta del peronismo al poder, la vuelta de Perón, y otros que se sacan la camiseta peronista y empiezan a trabajar en beneficio propio, cuyo máximo exponente es Vandor. Hay una película en que se lo ve muy claro, “Los Traidores” que hizo Gleyzer del libro de José Murillo, se ve claro cómo el peronismo combativo se hace fuerte y termina siendo una tendencia revolucionaria divisora de aguas.

¿Y con la vuelta de la democracia?

Se pagan todos los platos rotos de lo que pasó antes. No es casual la primera derrota electoral, todas las discusiones y divisiones que hubo después en el peronismo, donde los políticos eran empleados de las grandes corporaciones y por eso tanto se valora a un hombre como Nestor Kirchner que vino a dar vuelta todo y poner las cosas en su lugar.

¿Qué diferencia ves entre esta juventud y tus compañeros?

La juventud como concepto, como categoría, sobretodo la juventud política y en la Argentina, así vamos acotando, no hay muchas diferencias y más dentro del peronismo. Ese espíritu contestatario, de cambiar las cosas, esa manera de querer encabezar la lucha y tratar de cambiar el sistema, es igual, cambian las herramientas, el momento. Están criados de otra manera, nosotros éramos mucho más lectores, ávidos por averiguar por conocer, porque un compañero del movimiento villero peronista no podía leer lo mismo que yo que fui a la universidad, eso se cae de maduro, pero ese tipo tenía otras maneras de acceder a la realidad y no quedarse con vacíos o con huecos. Acá se privilegia mucho la acción, pero discusión escrita, formación, todavía falta y es lógico que falte. Cuando se hizo el acto en Huracán, todos fueron descolgados, pero al de Vélez fueron participando en algún tipo de organización. Hay que darle tiempo al tiempo, después los mejores o los más activos o los más capaces o los no sé qué, serán los que irán formando, escribiendo y armando nuevos documentos, nuevas discusiones. Hay que tener en claro, siempre les digo a mis hijos (N.E: uno de sus hijos fue candidato el candidato a intendente de Peronismo Militante en San Miguel), que hay que trabajar en conjunto, nadie es el dueño de la verdad, y menos en un crecimiento colectivo como el peronismo. Las banderas sagradas están.

¿Qué te provocó el kirchnerismo?

Para los que tenemos más de sesenta años la posibilidad de tener un revival, no sólo emotivo, de “te acordás como era esto”, sino te acordás de cómo era esto y estos lo están haciendo, es muy fuerte y muy lindo, reivindican lo hecho por los compañeros que no están. La prueba es que cuando muere Nestor, día del censo, nadie trabajaba, fui a Plaza de Mayo, desde Bella Vista. El tren que venía de Pilar a Retiro traía banderas que le salían de los costados, como los trenes de Eistenstein. Kirchner movía cosas que no movió nadie, cuando llegamos a Retiro muchos se me acercaron a preguntarme cómo llegar a Plaza de Mayo, gente que en su puta vida fue al centro, que no sabe dónde está Plaza de Mayo, y que vio la necesidad de homenajear a una persona que pensó en ellos.

Kirchner es un caso muy parecido a Rodolfo Walsh. ¿Por qué el mérito de Walsh? Porque dijo A, vivió por A y murió por A. Salvando las distancias, con Kirchner me paso lo mismo, fue fiel a sus principios, por eso para muchos jóvenes es el tipo contestatario contra el sistema. Si vos llevás las tres banderas históricas del peronismo: justicia social, independencia económica y soberanía política, sos peronistas. El que no las hizo no fue peronista. Este hombre las llevó hasta sus máximas consecuencias.

¿Cómo ves para adelante?

En esta próxima elección posiblemente los jóvenes no van a tener cargos importantes, pero sí seguramente en la otra, porque nosotros vamos a seguir porque no hay nadie que te pueda pelear. Lo importante es que se apunta a los movimientos sociales, que es inédito y muy riesgoso, pero es el momento, sino lo hacés ahora no lo hacés nunca más. El riesgo es que se fraccione, como muchas veces se quiso hacer un tercer movimiento histórico y no alcanzo. Me parece que esta vez sí da, con todos estos movimientos kirchneristas  da como para cambiar las estructuras y no tener que depender de un partido justicialista que está anquilosado, que ya no es, o de una CGT que es una moneda en el aire. Es el momento para hacerlo, será un cambio cuantitativo y cualitativo importante.

 

 
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