Centro de estudios peronista José Armando Gonzáles - Ateneo: Nelly A. Moscheni de Gonzáles. Fundado el 08-10-2011.
  El Deporte en la Concepción Peronista
 

 

 

Centro  de  Estudios  Peronista:  José  Armando  Gonzáles

Ateneo:  Nelly  A.  Moscheni  de  Gonzáles

Fundado el 08 – 10 – 2.011

 

 

EL DEPORTE EN LA CONCEPCIÓN PERONISTA:

 

FUENTE: En Facebook de:

LUIS GOTTE.

CENTRO DE ESTUDIOS DR. RAMÓN CARRILLO.

MAR DEL PLATA

E-MAIl: doctrinacarrillo@hotmail.com

 

EL DEPORTE EN LA CONCEPCIÓN PERONISTA:

El gobierno de JUAN PERÓN marcó un corte en la relación del Estado con el deporte en Argentina, “El Estado se va a hacer cargo de lo que hasta ahora cayó sobre las cansadas, esmeradas y notables espaldas de nuestros clubes y nuestros atletas” (Juan Perón), por lo que el primer Plan Quinquenal indicaba: “El Estado auspiciará el desarrollo de la cultura física del pueblo en armonía con su formación moral e intelectual mediante el ejercicio del deporte (…). El deporte ayudará a la elevación del bienestar y de la cultura general del pueblo, al desarrollo de sus sentimientos de patriotismo y a la solidaridad social”.

Con la primera presidencia de Juan Perón se logró que el deporte sea parte central de la cultura popular, se autodesafió a que uno de cada cuatro argentinos practicara deporte fede-rado, y lo logró. Si bien, hasta 1945, el Estado había activado una serie de medidas pero no lo había hecho de manera orgánica y sistemática, por lo que fue la primera construcción armónica de una POLÍTICA DEPORTIVA estatal en la Argentina. Así aparecerán atletas de los sectores más pobres o cercanos a los sectores más proletarizados que terminan des-tacándose para encontrar un espacio en la competición que los volvía notorios.

Esta era una realidad que acompañaba y estimulaba el gobierno peronista.

Allí aparecieron, por ej., los resultados en los Juegos de Londres de 1948; destacándose la figura de Delfo Cabrera, ganador de la maratón de aquella ciudad. En 1951 se realizaron los primeros Juegos Panamericanos de la historia y se desarrollaron en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, con la presencia de más de 2.500 atletas de 21 naciones americanas. Fue la primera y única vez que Argentina se ubicó en la primera posición del medallero, con 154 medallas. A partir de esta edición, y a excepción de lo acontecido en los Panamericanos de 1991 con Cuba, el medallero ha sido liderado en cada uno de los Juegos por los Estados Unidos. También fuimos campeones en básquet en el ’50. En aquella época brillaba el deporte y la cultura en Argentina, como nunca antes, ni nunca después lo hizo otro gobierno.

Asimismo, se dio una fuerte intervención y compromiso desde el Estado en la iniciativa para lo que se conoce como Campeonatos Evita, esto es, la primera actividad destinada desde el deporte a la población infanto-adolescente de la Argentina. Concretamente, los juegos modificaron el mapa deportivo, e incluso sanitario de país, porque ofreció un control de salud a todos los participantes, como también fue un amplio campo de detección de talentos deportivos. De allí surgieron, entre otros, futbolistas como Silvio Marzolini, José Sanfilippo y José Yudica.

La actividad productiva y el deporte eran para Perón dos elementos indispensables para alcanzar la proclamada "Nueva Argentina" y que, muchas veces, relacionaba mediante la significación que tenían los índices de productividad industrial y las marcas que lograban los deportistas. Las inauguraciones de obras públicas que formaban parte de la infraestruc-tura recreativa y deportiva constituían un buen motivo para que el Presidente insistiera sobre el tema. Así, el 14 de julio de 1949 se inaugura la Ciudad Infantil "Amanda Allen" en el barrio porteño de Belgrano, el primer mandatario manifestó su "elogió a los obreros que levantaron la Ciudad Infantil en tiempo record: 5 meses y 20 días. Dos de ellos, Domingo Henríquez y Santiago Bota (los que más horas de trabajo contabilizaron), izaron la bandera, y un tercero, Alfredo Cortina, entregó simbólicamente la obra a su dueña: la Fundación, que a su vez, la puso en manos del flamante Instituto de Orientación Educativa para la Niñez. 'Hemos cumplido -dijo Cortina- con la frase de nuestro líder: Producir, producir y producir'". A lo que debe sumarse sus expresiones en 1951, cuando entregó a dos obreros sendas medallas por batir record de trabajo y producción que, comparando el desempeño de trabajadores y deportistas, "como prueba, tiene el mismo alcance que una prueba deportiva cualquiera, pero como significado para el trabajo de la República, es de un alcance ines-timable... Si cada uno de los argentinos, en nuestro trabajo somos capaces de marcar un récord de honradez, de contracción y de buena voluntad, nuestra patria marcará a su vez un récord entre todas las patrias del mundo." ESTA ERA LA ARGENTINA DE PERÓN.

El deporte fue uno de los pilares desde donde Juan Domingo Perón construyó su movi-miento político, social y económico que nació en aquel 17 de octubre de 1945.

En 1948, el justicialismo impulsó la creación de una red de clubes escolares de la mano del ministro Oscar Ivanissevich. En ocasión de la inauguración del primer club-escuela en el barrio porteño de Villa Lugano, Perón hizo uso de la palabra y señaló que "la lucha entre hermanos" desaparecía "prodigando el bien sin mirar a quién" con "un solo objetivo: hacer de este país una gran familia sin divisiones". Uno de los ámbitos para lograrlo, decía, era el club-escuela: "la continuación social de la familia que une a la escuela a la institución ce-lular y básica del Estado" que "tiene una construcción simple, pero basada en el amor".

Tres años más tarde, en 1951, el presidente Perón recibió en la Casa de Gobierno a los co-rredores de Turismo Carretera Oscar y Juan Gálvez, que habían competido en el Gran Pre-mio de la República. Allí expresó que el esfuerzo que hicieron era por "una causa noble, como es la causa de la Patria, para lo cual todos soñamos con un mismo destino: esa Ar-gentina que queremos especialmente justa, económicamente libre y políticamente sobera-na... Siempre he pensado en un pueblo de deportistas, porque cuando se tiene un pueblo de hombres deportistas, se tiene un pueblo de hombres nobles y hombres buenos y de hombres de profundo sentido moral de la vida, y esos son los únicos valores que hacen nobles a los hombres y grandes a los pueblos."

Es importante destacar que aunque en el caso del automovilismo el éxito deportivo pertene-ce a cada piloto, para Perón era "un triunfo de la Argentina. Esto es lo que merece desta-carse. En todas las actividades, como en la vida misma, los hombres pasan y la Nación permanece. Ella es lo que importa y a ella deben ir dedicados nuestros afanes y nuestros desvelos". Así como las victorias pertenecen al colectivo de "los argentinos", Perón consi-deraba que, como en los deportes por equipos, el triunfo es de todos y ese era el espíritu que debía tener la tarea de construcción de la "Nueva Argentina". Decía que, por herencia, los argentinos "somos excesivamente individualistas" y que las constituciones y las leyes de los pueblos latinos "olvidaron, en gran parte, el poder del conjunto, para dedicar su mayor atención al poder de los individuos... Yo estoy luchando por cambiar en nuestro país ese espíritu individualista, porque creo que es un complejo de inferioridad. Una de las verdades más grandes del hombre moderno es renunciar a su yo, para compartir ese yo con los demás, y esa escuela es la que nos llevará al triunfo... (reemplazando al individualismo) por la idea colectivista, que lleva a todos a trabajar por todos, y no a cada uno a trabajar para si mismo."

Tampoco debemos olvidar las reformas carcelarias de llevo a cabo Roberto Pettinato desde 1947, que, entre otras cosas, permitió la construcción de campos deportivos y natatorios, dentro de una política humanista de dignificación y desagravio a los presos.

Luego de sus años de exilio, y al regresar a nuestra Patria, Perón intentó en 1973 retomar la senda en buena parte destruida por los gobiernos que le siguieron. Entre sus medidas, el gobierno peronista logró organizar nuevamente los Juegos Evita, donde con tan sólo 13 años, en 1974, brilló un equipo de pibes de Argentinos Jr, cuyo número 10 era un morochito de Villa Fiorito, de zapatillas rotas y zurda embrujada, Diego Maradona.

En definitiva, y tomada la posición Ideológica-política de PERONISTAS, tenemos el deber histórico de mantener estas política de compromiso con nuestro pueblo de proveerle de todas las herramientas necesarias para que todos los DERECHOS sean satisfechos, para que todos los derechos sean para todos. Y el deporte es un derecho de todos y para todos.

LUIS GOTTE. CENTRO DE ESTUDIOS DR. RAMÓN CARRILLO. MAR DEL PLATA E-MAIl: doctrinacarrillo@hotmail.com

Descripción: EL DEPORTE EN LA CONCEPCIÓN PERONISTA:
El gobierno de JUAN PERÓN marcó un corte en la relación del Estado con el deporte en Argentina, “El Estado se va a hacer cargo de lo que hasta ahora cayó sobre las cansadas, esmeradas y notables espaldas de nuestros clubes y nuestros atletas” (Juan Perón), por lo que el primer Plan Quinquenal indicaba: “El Estado auspiciará el desarrollo de la cultura física del pueblo en armonía con su formación moral e intelectual mediante el ejercicio del deporte (…). El deporte ayudará a la elevación del bienestar y de la cultura general del pueblo, al desarrollo de sus sentimientos de patriotismo y a la solidaridad social”.
Con la primera presidencia de Juan Perón se logró que el deporte sea parte central de la cultura popular, se autodesafió a que uno de cada cuatro argentinos practicara deporte fede-rado, y lo logró. Si bien, hasta 1945, el Estado había activado una serie de medidas pero no lo había hecho de manera orgánica y sistemática, por lo que fue la primera construcción armónica de una POLÍTICA DEPORTIVA estatal en la Argentina. Así aparecerán atletas de los sectores más pobres o cercanos a los sectores más proletarizados que terminan des-tacándose para encontrar un espacio en la competición que los volvía notorios.
Esta era una realidad que acompañaba y estimulaba el gobierno peronista.
Allí aparecieron, por ej., los resultados en los Juegos de Londres de 1948; destacándose la figura de Delfo Cabrera, ganador de la maratón de aquella ciudad. En 1951 se realizaron los primeros Juegos Panamericanos de la historia y se desarrollaron en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, con la presencia de más de 2.500 atletas de 21 naciones americanas. Fue la primera y única vez que Argentina se ubicó en la primera posición del medallero, con 154 medallas. A partir de esta edición, y a excepción de lo acontecido en los Panamericanos de 1991 con Cuba, el medallero ha sido liderado en cada uno de los Juegos por los Estados Unidos. También fuimos campeones en básquet en el ’50. En aquella época brillaba el deporte y la cultura en Argentina, como nunca antes, ni nunca después lo hizo otro gobierno.
Asimismo, se dio una fuerte intervención y compromiso desde el Estado en la iniciativa para lo que se conoce como Campeonatos Evita, esto es, la primera actividad destinada desde el deporte a la población infanto-adolescente de la Argentina. Concretamente, los juegos modificaron el mapa deportivo, e incluso sanitario de país, porque ofreció un control de salud a todos los participantes, como también fue un amplio campo de detección de talentos deportivos. De allí surgieron, entre otros, futbolistas como Silvio Marzolini, José Sanfilippo y José Yudica.
La actividad productiva y el deporte eran para Perón dos elementos indispensables para alcanzar la proclamada "Nueva Argentina" y que, muchas veces, relacionaba mediante la significación que tenían los índices de productividad industrial y las marcas que lograban los deportistas. Las inauguraciones de obras públicas que formaban parte de la infraestruc-tura recreativa y deportiva constituían un buen motivo para que el Presidente insistiera sobre el tema. Así, el 14 de julio de 1949 se inaugura la Ciudad Infantil "Amanda Allen" en el barrio porteño de Belgrano, el primer mandatario manifestó su "elogió a los obreros que levantaron la Ciudad Infantil en tiempo record: 5 meses y 20 días. Dos de ellos, Domingo Henríquez y Santiago Bota (los que más horas de trabajo contabilizaron), izaron la bandera, y un tercero, Alfredo Cortina, entregó simbólicamente la obra a su dueña: la Fundación, que a su vez, la puso en manos del flamante Instituto de Orientación Educativa para la Niñez. 'Hemos cumplido -dijo Cortina- con la frase de nuestro líder: Producir, producir y producir'". A lo que debe sumarse sus expresiones en 1951, cuando entregó a dos obreros sendas medallas por batir record de trabajo y producción que, comparando el desempeño de trabajadores y deportistas, "como prueba, tiene el mismo alcance que una prueba deportiva cualquiera, pero como significado para el trabajo de la República, es de un alcance ines-timable... Si cada uno de los argentinos, en nuestro trabajo somos capaces de marcar un récord de honradez, de contracción y de buena voluntad, nuestra patria marcará a su vez un récord entre todas las patrias del mundo." ESTA ERA LA ARGENTINA DE PERÓN.
El deporte fue uno de los pilares desde donde Juan Domingo Perón construyó su movi-miento político, social y económico que nació en aquel 17 de octubre de 1945.
En 1948, el justicialismo impulsó la creación de una red de clubes escolares de la mano del ministro Oscar Ivanissevich. En ocasión de la inauguración del primer club-escuela en el barrio porteño de Villa Lugano, Perón hizo uso de la palabra y señaló que "la lucha entre hermanos" desaparecía "prodigando el bien sin mirar a quién" con "un solo objetivo: hacer de este país una gran familia sin divisiones". Uno de los ámbitos para lograrlo, decía, era el club-escuela: "la continuación social de la familia que une a la escuela a la institución ce-lular y básica del Estado" que "tiene una construcción simple, pero basada en el amor".
Tres años más tarde, en 1951, el presidente Perón recibió en la Casa de Gobierno a los co-rredores de Turismo Carretera Oscar y Juan Gálvez, que habían competido en el Gran Pre-mio de la República. Allí expresó que el esfuerzo que hicieron era por "una causa noble, como es la causa de la Patria, para lo cual todos soñamos con un mismo destino: esa Ar-gentina que queremos especialmente justa, económicamente libre y políticamente sobera-na... Siempre he pensado en un pueblo de deportistas, porque cuando se tiene un pueblo de hombres deportistas, se tiene un pueblo de hombres nobles y hombres buenos y de hombres de profundo sentido moral de la vida, y esos son los únicos valores que hacen nobles a los hombres y grandes a los pueblos."
Es importante destacar que aunque en el caso del automovilismo el éxito deportivo pertene-ce a cada piloto, para Perón era "un triunfo de la Argentina. Esto es lo que merece desta-carse. En todas las actividades, como en la vida misma, los hombres pasan y la Nación permanece. Ella es lo que importa y a ella deben ir dedicados nuestros afanes y nuestros desvelos". Así como las victorias pertenecen al colectivo de "los argentinos", Perón consi-deraba que, como en los deportes por equipos, el triunfo es de todos y ese era el espíritu que debía tener la tarea de construcción de la "Nueva Argentina". Decía que, por herencia, los argentinos "somos excesivamente individualistas" y que las constituciones y las leyes de los pueblos latinos "olvidaron, en gran parte, el poder del conjunto, para dedicar su mayor atención al poder de los individuos... Yo estoy luchando por cambiar en nuestro país ese espíritu individualista, porque creo que es un complejo de inferioridad. Una de las verdades más grandes del hombre moderno es renunciar a su yo, para compartir ese yo con los demás, y esa escuela es la que nos llevará al triunfo... (reemplazando al individualismo) por la idea colectivista, que lleva a todos a trabajar por todos, y no a cada uno a trabajar para si mismo."
Tampoco debemos olvidar las reformas carcelarias de llevo a cabo Roberto Pettinato desde 1947, que, entre otras cosas, permitió la construcción de campos deportivos y natatorios, dentro de una política humanista de dignificación y desagravio a los presos.
Luego de sus años de exilio, y al regresar a nuestra Patria, Perón intentó en 1973 retomar la senda en buena parte destruida por los gobiernos que le siguieron. Entre sus medidas, el gobierno peronista logró organizar nuevamente los Juegos Evita, donde con tan sólo 13 años, en 1974, brilló un equipo de pibes de Argentinos Jr, cuyo número 10 era un morochito de Villa Fiorito, de zapatillas rotas y zurda embrujada, Diego Maradona.
En definitiva, y tomada la posición Ideológica-política de PERONISTAS, tenemos el deber histórico de mantener estas política de compromiso con nuestro pueblo de proveerle de todas las herramientas necesarias para que todos los DERECHOS sean satisfechos, para que todos los derechos sean para todos. Y el deporte es un derecho de todos y para todos.
LUIS GOTTE.
CENTRO DE ESTUDIOS DR. RAMÓN CARRILLO.
MAR DEL PLATA
E-MAIl: doctrinacarrillo@hotmail.com

Descripción: EL DEPORTE EN LA CONCEPCIÓN PERONISTA:
El gobierno de JUAN PERÓN marcó un corte en la relación del Estado con el deporte en Argentina, “El Estado se va a hacer cargo de lo que hasta ahora cayó sobre las cansadas, esmeradas y notables espaldas de nuestros clubes y nuestros atletas” (Juan Perón), por lo que el primer Plan Quinquenal indicaba: “El Estado auspiciará el desarrollo de la cultura física del pueblo en armonía con su formación moral e intelectual mediante el ejercicio del deporte (…). El deporte ayudará a la elevación del bienestar y de la cultura general del pueblo, al desarrollo de sus sentimientos de patriotismo y a la solidaridad social”.
Con la primera presidencia de Juan Perón se logró que el deporte sea parte central de la cultura popular, se autodesafió a que uno de cada cuatro argentinos practicara deporte fede-rado, y lo logró. Si bien, hasta 1945, el Estado había activado una serie de medidas pero no lo había hecho de manera orgánica y sistemática, por lo que fue la primera construcción armónica de una POLÍTICA DEPORTIVA estatal en la Argentina. Así aparecerán atletas de los sectores más pobres o cercanos a los sectores más proletarizados que terminan des-tacándose para encontrar un espacio en la competición que los volvía notorios.
Esta era una realidad que acompañaba y estimulaba el gobierno peronista.
Allí aparecieron, por ej., los resultados en los Juegos de Londres de 1948; destacándose la figura de Delfo Cabrera, ganador de la maratón de aquella ciudad. En 1951 se realizaron los primeros Juegos Panamericanos de la historia y se desarrollaron en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, con la presencia de más de 2.500 atletas de 21 naciones americanas. Fue la primera y única vez que Argentina se ubicó en la primera posición del medallero, con 154 medallas. A partir de esta edición, y a excepción de lo acontecido en los Panamericanos de 1991 con Cuba, el medallero ha sido liderado en cada uno de los Juegos por los Estados Unidos. También fuimos campeones en básquet en el ’50. En aquella época brillaba el deporte y la cultura en Argentina, como nunca antes, ni nunca después lo hizo otro gobierno.
Asimismo, se dio una fuerte intervención y compromiso desde el Estado en la iniciativa para lo que se conoce como Campeonatos Evita, esto es, la primera actividad destinada desde el deporte a la población infanto-adolescente de la Argentina. Concretamente, los juegos modificaron el mapa deportivo, e incluso sanitario de país, porque ofreció un control de salud a todos los participantes, como también fue un amplio campo de detección de talentos deportivos. De allí surgieron, entre otros, futbolistas como Silvio Marzolini, José Sanfilippo y José Yudica.
La actividad productiva y el deporte eran para Perón dos elementos indispensables para alcanzar la proclamada "Nueva Argentina" y que, muchas veces, relacionaba mediante la significación que tenían los índices de productividad industrial y las marcas que lograban los deportistas. Las inauguraciones de obras públicas que formaban parte de la infraestruc-tura recreativa y deportiva constituían un buen motivo para que el Presidente insistiera sobre el tema. Así, el 14 de julio de 1949 se inaugura la Ciudad Infantil "Amanda Allen" en el barrio porteño de Belgrano, el primer mandatario manifestó su "elogió a los obreros que levantaron la Ciudad Infantil en tiempo record: 5 meses y 20 días. Dos de ellos, Domingo Henríquez y Santiago Bota (los que más horas de trabajo contabilizaron), izaron la bandera, y un tercero, Alfredo Cortina, entregó simbólicamente la obra a su dueña: la Fundación, que a su vez, la puso en manos del flamante Instituto de Orientación Educativa para la Niñez. 'Hemos cumplido -dijo Cortina- con la frase de nuestro líder: Producir, producir y producir'". A lo que debe sumarse sus expresiones en 1951, cuando entregó a dos obreros sendas medallas por batir record de trabajo y producción que, comparando el desempeño de trabajadores y deportistas, "como prueba, tiene el mismo alcance que una prueba deportiva cualquiera, pero como significado para el trabajo de la República, es de un alcance ines-timable... Si cada uno de los argentinos, en nuestro trabajo somos capaces de marcar un récord de honradez, de contracción y de buena voluntad, nuestra patria marcará a su vez un récord entre todas las patrias del mundo." ESTA ERA LA ARGENTINA DE PERÓN.
El deporte fue uno de los pilares desde donde Juan Domingo Perón construyó su movi-miento político, social y económico que nació en aquel 17 de octubre de 1945.
En 1948, el justicialismo impulsó la creación de una red de clubes escolares de la mano del ministro Oscar Ivanissevich. En ocasión de la inauguración del primer club-escuela en el barrio porteño de Villa Lugano, Perón hizo uso de la palabra y señaló que "la lucha entre hermanos" desaparecía "prodigando el bien sin mirar a quién" con "un solo objetivo: hacer de este país una gran familia sin divisiones". Uno de los ámbitos para lograrlo, decía, era el club-escuela: "la continuación social de la familia que une a la escuela a la institución ce-lular y básica del Estado" que "tiene una construcción simple, pero basada en el amor".
Tres años más tarde, en 1951, el presidente Perón recibió en la Casa de Gobierno a los co-rredores de Turismo Carretera Oscar y Juan Gálvez, que habían competido en el Gran Pre-mio de la República. Allí expresó que el esfuerzo que hicieron era por "una causa noble, como es la causa de la Patria, para lo cual todos soñamos con un mismo destino: esa Ar-gentina que queremos especialmente justa, económicamente libre y políticamente sobera-na... Siempre he pensado en un pueblo de deportistas, porque cuando se tiene un pueblo de hombres deportistas, se tiene un pueblo de hombres nobles y hombres buenos y de hombres de profundo sentido moral de la vida, y esos son los únicos valores que hacen nobles a los hombres y grandes a los pueblos."
Es importante destacar que aunque en el caso del automovilismo el éxito deportivo pertene-ce a cada piloto, para Perón era "un triunfo de la Argentina. Esto es lo que merece desta-carse. En todas las actividades, como en la vida misma, los hombres pasan y la Nación permanece. Ella es lo que importa y a ella deben ir dedicados nuestros afanes y nuestros desvelos". Así como las victorias pertenecen al colectivo de "los argentinos", Perón consi-deraba que, como en los deportes por equipos, el triunfo es de todos y ese era el espíritu que debía tener la tarea de construcción de la "Nueva Argentina". Decía que, por herencia, los argentinos "somos excesivamente individualistas" y que las constituciones y las leyes de los pueblos latinos "olvidaron, en gran parte, el poder del conjunto, para dedicar su mayor atención al poder de los individuos... Yo estoy luchando por cambiar en nuestro país ese espíritu individualista, porque creo que es un complejo de inferioridad. Una de las verdades más grandes del hombre moderno es renunciar a su yo, para compartir ese yo con los demás, y esa escuela es la que nos llevará al triunfo... (reemplazando al individualismo) por la idea colectivista, que lleva a todos a trabajar por todos, y no a cada uno a trabajar para si mismo."
Tampoco debemos olvidar las reformas carcelarias de llevo a cabo Roberto Pettinato desde 1947, que, entre otras cosas, permitió la construcción de campos deportivos y natatorios, dentro de una política humanista de dignificación y desagravio a los presos.
Luego de sus años de exilio, y al regresar a nuestra Patria, Perón intentó en 1973 retomar la senda en buena parte destruida por los gobiernos que le siguieron. Entre sus medidas, el gobierno peronista logró organizar nuevamente los Juegos Evita, donde con tan sólo 13 años, en 1974, brilló un equipo de pibes de Argentinos Jr, cuyo número 10 era un morochito de Villa Fiorito, de zapatillas rotas y zurda embrujada, Diego Maradona.
En definitiva, y tomada la posición Ideológica-política de PERONISTAS, tenemos el deber histórico de mantener estas política de compromiso con nuestro pueblo de proveerle de todas las herramientas necesarias para que todos los DERECHOS sean satisfechos, para que todos los derechos sean para todos. Y el deporte es un derecho de todos y para todos.
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