Centro de estudios peronista José Armando Gonzáles - Ateneo: Nelly A. Moscheni de Gonzáles. Fundado el 08-10-2011.
  Pensamiento Peronista sobre el Delito
 

 

Centro  de  Estudios  Peronista:  José  Armando  Gonzáles

Ateneo:  Nelly  A.  Moscheni  de  Gonzáles

Fundado el 08 – 10 – 2.011

 

 

FUENTE: En Facebook

LUIS GOTTE.

CENTRO DE ESTUDIOS DR. RAMÓN CARRILLO.

MAR DEL PLATA

E-MAIl: doctrinacarrillo@hotmail.com

 

 

CÓMO PENSABA EL DELITO EL PERONISMO?

Por Jeremías Silva. Primera parte.

31 de Julio de 2012 a la(s) 21:38

 

¿Cómo pensaba el delito el peronismo? Un análisis de las representaciones del delito a partir de la obra de Roberto Pettinato (1).  Jeremías Silva*

 

"CONCEPTO PERONISTA DE LIBERTAD" -hubiésemos podido empezar con cualquier otro tema. Si elegimos este de la libertad es porque muy pocos tal vez tengan tantas profundas sugerencias para un peronista de verdad. El peronismo es profundamente humano. Nada hay más humano que la libertad. Tal vez por eso mismo ninguna cosa humana haya sido tan discutida por el hombre. El Justicialismo sostiene un concepto de la libertad que brota de su misma esencia, desde que no concibe libertad sin justicia."(2) J.S.

 

 

INTRODUCCIÓN :

  En su número de lanzamiento la revista MUNDO PERONISTA comienza explicitando la concepción peronista de libertad, definiéndola como parte esencial de la doctrina justicialista y colocándola al mismo tiempo, como una de las máximas inquietudes del hombre. No es casual, que la privación de la libertad haya sido parte fundamental de las preocupaciones que impulsaron la reforma carcelaria, que llevó a cabo el Estado peronista en la década que estuvo en el poder.

 

Este trabajo es una primera aproximación a la obra de Roberto Pettinato, Director General de Institutos Penales, y se inscribe en una investigación de más amplio alcance sobre las representaciones sociales de la delincuencia en la Argentina peronista. En las páginas que siguen nos ocuparemos sobre las concepciones del delito en la obra de Pettinato, como una forma de acercarnos los valores y actitudes que se establecían para la sociedad, y al mismo tiempo como percibió el peronismo, a través de un importante funcionario de los cuadros del Estado, un problema social, y justificó al mismo tiempo las políticas públicas llevadas a cabo.

 

Creemos que abordar la problemática del delito en un sentido amplio, va a permitir acercarnos a conflictos intrínsecos de la sociedad peronista, en una época en donde las transformaciones urbanas y los cambios demográficos, estuvieron ligados a modificaciones materiales, desarrollando un proceso de cambio y transformación en la configuración espacial de la ciudad. La “apropiación” de la ciudad como espacio simbólico por parte de sectores a los que antes estaba vedada (representada con la irrupción del “pueblo” en la Plaza de Mayo el 17 de octubre de 1945), tiene que haber alterado, modificado o transformado las lógicas sociales y la construcción de subjetividades en el seno de la sociedad.

 

En los últimos años los investigadores han empezado a interesarse por comprender los aspectos menos estudiados del peronismo. Este proceso se produjo, por un lado a partir del manejo de nuevas fuentes documentales, y por el otro, por la renovación historiográfica que posibilitó la formulación de nuevas preguntas, enfoques y fenómenos a analizar, fragmentando y diversificando las temáticas relacionadas al fenómeno peronista (3).

 

Dentro de dicha renovación, un aspecto importante a destacar, son las investigaciones que centran su mirada en la construcción estatal de representaciones sobre la sociedad. En primer lugar, se encuentra el trabajo de Marcela Gené Un Mundo Feliz (4) que analiza las imágenes que la prensa, los afiches, los noticieros, la propaganda oficial y el cine difundieron de los trabajadores, los descamisados, los hombres de campo, la familia, la mujer, los niños y los ancianos. El mundo de imágenes que Gené analiza permite vislumbrar la heterogeneidad ideológica del peronismo, los conflictos en la discursividad y las tradiciones iconográficas que utilizaron. Un apartado del libro analiza las imágenes de la familia peronista, señalando las recurrentes escenas de “felicidad” que poseen según la autora, gracias al Estado peronista. “Esas instantáneas de la vida cotidiana expresaron, más que ningún otra imagen de la propaganda, la esencia misma del peronismo: el bienestar de la familias trabajadoras merced a la acción del Estado protector que garantizaba desde las necesidades básicas -vivienda, educación, alimentación- hasta el acceso a los espacios de la cultura y la recreación” (5). La aurora deja en evidencia la concepción que el Estado quiso construir de la sociedad, un modelo ideal, en donde fue la familia un exponente principal.

 

La otra investigación que se ocupa de la iconografía peronista es la de Mirta Lobato, María Damilakou y Liesl Tornay (6); en donde analizan la elección de las reinas del trabajo durante los festejos del 1 ° de mayo. A través de las imágenes, símbolos y representaciones del género femenino las autoras intentan mostrar las relaciones de poder ahí presentes, relaciones que colocan a las mujeres en una posición subordinada frente al género masculino, aunque a veces tales representaciones sean portadoras de tensiones que cuestionan esa misma subordinación. Esto muestra los vestigios de una cultura de masas cuyas imágenes eran reproductoras de nuevas sensibilidades que interpelaban a las mujeres como objeto y como sujeto. Las autoras sostienen que la iconografía de la mujer se basaba en la multiplicación de imágenes hogareñas, donde reinaba la armonía, y a la mujer dispuesta a dar la vida por los demás que se convirtió en el emblema del peronismo bajo la figura de la enfermera, pero las imágenes fotográficas que analizan sobre las reinas del trabajo replican un tipo de belleza ideal asociado a la llegada del peronismo en la historia Argentina. “Con la exhibición pública de la belleza de las trabajadoras se realizaba una operación ideológica que colocaba junto a la dignificación del trabajo una idea del requisito de belleza femenina. Las reinas del trabajo eran la imagen del trabajo digno, que estaba lejos del trabajo humillante del pasado y que deformaba a la mujer (…)” (7).

 

Ambas investigaciones, analizan las imágenes de los trabajadores, la familia y de las mujeres, destacando cómo desde organismos públicos se trató de construir una imagen de la sociedad armónica, sin conflictos e integrada, donde la llegada de Perón fue para reivindicar a los trabajadores y a los menos favorecidos de la sociedad y de las injusticias que sufrieron antes de su llegada al poder. Las imágenes construidas desde el Estado fueron difundidas por la Subsecretaría de Informaciones (8) a través de la propaganda oficial, afiches, cine, diarios (9). Sin embargo, las transformaciones materiales que se impulsaron desde el Estado a través de diversas instituciones hacia los sectores populares en esta época, no estuvieron exentas conflictos (10). Como señalan Torre y Pastoriza el límite a la “democratización del bienestar” y al proceso de integración llevado a cabo estos años, esta marcado por un proceso inverso, que es el de segregación. Los autores afirman que “esa segregación no haya tenido una expresión institucionalizada, que se manifestara sutilmente en el trato cotidiano y se revistiera con frecuencia de un blando paternalismo, no la hizo por ello menos real y efectiva; ella puso de manifiesto la desestabilizadora experiencia provocada por los efectos más visibles de la democratización del bienestar.” (11)

 

Por otra parte, Rosa Aboy examina los conflictos que se vieron ligados a la política social del peronismo, a partir del análisis de la “Leyenda Negra” sobre el barrio Los Perales, construido por el gobierno peronista (12). El trabajo analiza las tensiones que provocó la inclusión de migrantes internos en el espacio urbano y en el espacio social de la Capital Federal. La autora sostiene que “la leyenda sería una actualización de actitudes defensivas, por parte de sectores sociales que se sintieron amenazados ante la irrupción de fuertes cambios sociales, políticos y culturales, y que se expresaron siguiendo la dinámica fuertemente polarizadora de los años peronistas” (13). Sin embargo, Aboy señala que la constitución de fronteras sociales en el peronismo, también se produjo dentro de los mismos trabajadores a partir de su proveniencia geográfica y por el grado de aculturación urbana, en este sentido, afirma que la “inclusión de los migrantes internos a la vida urbana significó el derribamiento de barreras invisibles y fue experimentado con recelo, activando nuevas y viejas antinomias: entre los trabajadores descendientes de europeos, ya integrados a la vida urbana, y trabajadores rurales, entre el puerto y el interior, entre trabajadores de cuello blanco y trabajadores manuales” (14). La extensión de las políticas de vivienda del peronismo hacia quienes eran percibidos como la alteridad en lo social, los llamados “cabecitas negras”, tensó al máximo los prejuicios sociales de la Argentina.

 

Estas investigaciones ofrecen, por una parte, una variedad de representaciones sobre la sociedad que construyó el Estado, a través de diferentes organismos institucionales, y por otra, los primeros análisis sobre los conflictos y las tensiones sociales que suscitó el advenimiento del peronismo al poder en 1946. Creemos que el análisis de las representaciones del delito va a ser un aporte a este conjunto de trabajos, que intentan reconstruir la experiencia cotidiana a partir de los cambios experimentados por la sociedad, y ayudará a entender las lógicas sociales y la construcción de subjetividades que se produjeron en esta época.

 

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